Ayer, en un ejercicio de introspección leí algunas de las primeras entradas que escribí y me percaté de que ya pasaron 10 años desde que abrí este blog. Todo el 2018 (y gran parte del 2019) lo tuve clausurado porque simplemente no me daba la gana escribir, no tenía tiempo, ni encontraba temáticas o aventuras para relatar. Lo que sí haré es el ejercicio de resumir 5 años de mi vida tal como lo hice en el 2014, el primer día de diciembre.

° 2015: nada cambió en el país aunque creía que los hechos políticos del 2014 lo harían. Se supone que comenzaría el año en Costa Rica, pero al final en el aeropuerto no me dejaron subir al avión, así que esperé unas semanas y me fui por primera vez a Brasil, fui a Rio de Janeiro previo al carnaval, se sentía el ambiente festivo en las calles, además de que era temporada alta y era verano allá. Pese a que Brasil era un país que siempre quise visitar, la verdad es que el viaje no cumplió mis expectativas, así que quedé un poco decepcionada pero con más expectativas de lo que podría pasar al siguiente año, que yo sabía que volvería. 

En los meses siguientes no pasó gran cosa, salvo que en junio volví a Cuba con una de mis mejores amigas, tuve un par de romances ahí aunque me dediqué más a disfrutar de la cultura y la vida diaria del país, me tocó vivir como cubana, al volver de Cuba conseguí un trabajo de servicio al cliente en una compañía financiera, fui al examen profesional de doctorado de un querido amigo, me animé a descargar Tinder por primera vez -aunque nunca concreté una cita porque me daba entre miedo y pereza-, tuve unos quereres con un amigo, por primera vez en una borrachera tuve un blackout y cuando volví en mí ya le había azotado una puerta en la nariz a un tipo, unos meses después me fui a Jalisco y Colima con una de mis mejores amigas a escondidas de nuestro jefe y creo que eso fue lo más relevante de ese año.

° 2016: fue un año con altibajos, continué en ese trabajo, fui parte de un coro que cantaba canciones en náhuatl, seguí en la facultad, disfruté bastante mi soltería, hice más amigos, conocí un poco mejor la ciudad, me fui de fiesta, bajé de peso. Lo más relevante de este año fue que fui parte los de juegos olímpicos de Rio de Janeiro al haberme enrolado como voluntaria dos años atrás. Tampoco fue lo que esperaba, aunque esta vez sí tuve la oportunidad de visitar el Cristo Redentor y cumplir esa promesa que me había hecho a mí misma. No disfruté tanto el viaje y siempre me quedé con ganas de más, a mi regreso pasé por Colombia donde me di vida de reina con el dinero que me sobró de Brasil. Regresé y renuncié a mi trabajo, pasé octubre con depresión post viaje, en noviembre me fui de viaje a Taxco, Guerrero con algunos amigos, uno de los cuales aún tenía un crush conmigo después de casi 10 años y estaba dispuesta a darle una oportunidad pero al final él desapareció. En diciembre encontré trabajo como mesera en un café, vi a amigos que no había visto en años y terminé el año sola en casa sin muchas expectativas del 2017.

° 2017: tal como lo menciono en una entrada anterior, el 2017 comenzó bastante ajetreado enterándome de la muerte de un amigo, recibiendo noticias de un viejo amor y con un viaje relámpago a San Luis Potosí. En febrero comencé mi servicio social, fue una experiencia increíble conociendo gente de otras partes del mundo. En mayo renuncié al trabajo de mesera aunque de ahí me fui con dos buenas amistades que hasta hoy perduran, hice una fiesta masiva de cumpleaños en mi casa, la cual salió mejor de lo que esperaba, salió tan bien que de ahí tuve conectes para conseguir el trabajo de mis sueños, conectes para viajar, conocí gente nueva y descubrí que tenía una oportunidad con ese viejo amor. Durante junio y julio estuve saliendo con dos personas al mismo tiempo, al final me decidí por el que ahora es mi novio (ese viejo amor que me contactó al iniciar el año), conseguí un trabajo enseñando inglés mientras hacía mi servicio y, después de varios años de estar soltera, me dejé llevar por el amor, hasta la fecha seguimos juntos. En septiembre hubo dos temblores, el segundo fue el más fuerte y destruyó parte de la Ciudad de México, volví a creer en mi país y en mi gente. El estrés post traumátio me duró casi un mes, con pesadillas, mareos y alterarme al escuchar cualquier sonido que se le asemejara a la alerta sísmica. En octubre terminé mi servicio y me fui a Michoacán gracias a una de las amigas que conocí mientras fuimos meseras y participé de una fiesta regional, con traje tradicional y toda la cosa, visitamos Pátzcuaro, Cherán y Paracho. El Día de Muertos lo pasé muy bien con R., también pasé la navidad y el año nuevo con él.

° 2018: comencé el año viajando durante un fin de semana por Morelos, conseguí el trabajo de mis sueños al dar clases de español para extranjeros en una escuela de idiomas, fue una experiencia muy grata, seguí dando clases de inglés. En marzo mi hermana y yo hicimos otra fiesta masiva para celebrar su cumpleaños. Finalmente me salí de casa. Me animé a tomar clases de portugués para saber mi nivel y mejorar aspectos gramaticales que nunca estudié en estos años de aprendizaje autodidacta y conocí a personas increíbles ahí. Contrario a lo que me había propuesto, visité Ecatepec en más de una ocasión. En octubre viajé de nuevo a Michoacán, pero esta vez a Tlalpujahua. El Día de Muertos lo pasé muy bien con R. y mi hermana. La Navidad y el año nuevo los pasé con R.

° 2019: este año es muy difícil de describir, pasaron varias cosas, entre estar presente en funerales, quedarme sin empleo, consiguiendo chamba freelance de vez en cuando, tratando de retomar el rumbo de mi vida. En mayo me fui a visitar Perú durante casi dos semanas, me encantó el país y tengo la certeza de que volveré para conocer Macchu Picchu, allá celebré mi cumpleaños 27. En estos meses he estado a la deriva, incluso tuve un trabajo donde sólo duré un mes y al final me enfermé de tanto estrés que me causaba. Tengo un gato llamado Gerundio. Noviembre ha sido muy abrumador, aunque hace unos días tuve la oportunidad de viajar para conocer el pueblo natal de mi padre, un pueblo muy lindo, pequeño y oculto tras el nevado de Toluca. 

De estos 5 años, el mejor ha sido el 2017. No tengo expectativas por ahora sobre el 2020, de lo que sí estoy segura es de que no seré parte de las olimpiadas de Tokyo 2020, rechazaron mi solicitud. Igual nunca me ha interesado el país ni estaba dispuesta a aprender japonés. Por algo no he ir allá. Así como este año por tercera vez no pude ir a Costa Rica, seguro estoy destinada a no ir allá y es mejor dejarlo así y no forzar las cosas.

Me pregunto si en 5 años estaré viva para escribir otro lustro resumido.