"En el amor, en la cárcel o en el hospital, recordemos que afuera hay otros mundos".

Adolfo Bioy Casares




24 de abril #10

Fue un día sumamente ocupado así como aburrido.
Comencé el día antes de que amaneciera. No pensé que algún día lograría despertar a las 6am cuando hace años era la hora en la que usualmente me iba a dormir. El tema es que aún no salía el sol cuando salí de casa y vi a lo lejos a la luna no sé si en menguante o creciente pero era apenas una línea amarilla dibujada en el cielo.
Ayudé a unos estudiantes (que nunca voy a olvidar, nunca había recibido tantos obsequios en tan poco tiempo) a estudiar para un examen que tendrían al día siguiente.
Estuve vagando por un centro comercial buscando unos pantalones que pudieran agradarme hasta que al final decidí entrar a una tienda y me compré unos jeans que me gustaron, ah, también me compré una playera rosa (¿¡rosa!?).
Después fui a trabajar y llegué tarde, avisé que llegaría tarde así que no hubo problema. No hubo gente, teníamos tanta pereza mi compañera y yo que casi no hablamos entre nosotras, pero no hubo silencios incómodos ni mala onda, simplemente el día no se prestaba para hablar. También estuve planeando una reunión con una amiga que quería celebrar su cumpleaños que era al día siguiente.
En los días anteriores tuve una "crisis" que se generó el sábado en el trabajo y no me recuperé de ella hasta el jueves.

En esas pocas cosas se resume mi día. La rutina dominical que tuve por dos años cambió por completo.

Aunque hago pocas cosas al día, me ocupan mucho tiempo y termino bastante cansada, por eso en estos días no me había detenido a abrir siquiera la computadora, pero no me olvidé de registrar este día.

Al final del día cuando llegué a casa (era más de medianoche), vi que mi amigo Gustavo (sí, el Gustavo de los años anteriores), me había enviado una solicitud de amistad por fb. A él no lo he visto desde hace mucho tiempo y me pareció extraño recibir su solicitud de amistad, él no es de redes sociales. De vez en cuando nos escribimos mails para saludarnos y ponernos al corriente de nuestras vidas, él me habla de los lugares en los que ha estado y yo le hablo un poco de lo que he hecho. Saber de él es como viajar en el tiempo.

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Cuando ustedes se acuestan cansados/as apagan la luz y se vuelven de cara a la pared. Yo siempre he tenido encendida la luz de mi alcoba. Sólo conozco el color del muro en las madrugadas.

**Nota

En esta nota declaro que las entradas marcadas con dos asteriscos (**) no son de mi autoría y/o son recopilaciones de distintas fuentes.


Gracias.

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