"En el amor, en la cárcel o en el hospital, recordemos que afuera hay otros mundos".

Adolfo Bioy Casares




Nunca me abandones

Anoche estaba escuchando una canción muy triste y romántica. De esas canciones suaves que quieres bailar pausadamente en medio de una habitación mientras abrazas una fotografía y te aferras a un recuerdo. Sonaba muy bien para hundirse en una depresión, sobre todo con este frío tremendo que ha estado haciendo en esta coordenada del mundo. 
Pensé en quién sería buen candidato para abrazar su fotografía, ¿el novio que tuve hace años? No, esa ya es agua pasada, aunque conservo su fotografía, me sentí extraña viendo esa foto, era como ver la fotografía de un desconocido y eso me llevó a sentir incomodidad, definitivamente no era buena idea. Pensé en el novio que tuve hace dos años... y no sentí nada viendo su foto por el whatsapp, además de que no he sabido de él desde que dejó de escribirme y jamás se conecta... y un par de meses después llegó otra persona a mi vida. Pensé en esta otra persona cuyas fotos sólo guardo en la computadora y, aunque yo juraba que ése sería un amor que trascendería, al final no fue así. Él era el Florentino Ariza de otra historia, no de la mía.

El punto en todo esto es que, en vez de sentir soledad o falta de amor o que debería estar queriendo a alguien ahora, comprendí que, aunque conservo fotografías, en realidad he dejado de aferrarme a los recuerdos.

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Mi foto
Cuando ustedes se acuestan cansados/as apagan la luz y se vuelven de cara a la pared. Yo siempre he tenido encendida la luz de mi alcoba. Sólo conozco el color del muro en las madrugadas.

**Nota

En esta nota declaro que las entradas marcadas con dos asteriscos (**) no son de mi autoría y/o son recopilaciones de distintas fuentes.


Gracias.

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