"En el amor, en la cárcel o en el hospital, recordemos que afuera hay otros mundos".

Adolfo Bioy Casares




Día 20: escribe sobre el lugar que amas

Definitivamente este es un texto muy complicado para mí, me resulta más complicado que lo que escribí al principio del reto.

Tengo demasiados lugares que amo, con los que sueño recurrentemente, lugares que quisiera visitar una vez más en mi vida o lugares cuyo recuerdo me hace sentir paz. Es muy difícil decantarme por uno así que haré una breve lista de lugares.

El bosque de Milpa Alta 
A este lugar procuro volver cada año en época de lluvias para recolectar hongos y acampar. Generalmente en esa época del año estoy estresada o algo pasa. Caminar por el bosque, respirar el aire puro y estar desconectada de la tecnología es algo que disfruto de ahí, además de la quietud de la noche y poder contemplar el cielo.
Hace unos años fui al bosque a acampar y, además de que nos salvamos de una tormenta eléctrica que parecía inminente, al oscurecer aparecieron cientos de luciérnagas que dieron un espectáculo increíble.
Parece que todo mal desaparece una vez que me adentro en el bosque.

Montevideo, Uruguay
Esta ciudad es uno de mis lugares favoritos porque superó por completo mis expectativas: yo llegué con miedo a esa capital y, con el pasar de los días, la descubrí poco a poco. Tenía miedo de que fuera una ciudad enorme y poblada como Buenos Aires pero, aunque Montevideo tiene infraestructura moderna, la población es muy baja. Me encantó que fuera una ciudad pequeña, moderna y relativamente vacía. Lo que la hace más atractiva es su zona costera.
Al principio me daba la impresión de que era una ciudad fantasma por la poca cantidad de gente que por ahí transita, tiempo después descubrí que la vida social de Montevideo gira en torno a la rambla (o malecón como lo conocemos aquí en el norte del continente), todas las personas están ahí reunidas para ver a sus amigos, a sus parejas, hacer deporte, tomar mate, bailar...
Era muy agradable la brisa del Río de la Plata. Lo que más disfruté a orillas del río fueron los atardeceres cálidos, llenos de colores y de cielos despejados. Fui ahí a finales del otoño, la sensación del sol en mi piel era agradable y taciturna.
A menudo sueño que regreso a Montevideo, sueño que veo sus atardeceres, que me paseo por la rambla o por la avenida 18 de julio, que visito los barrios más pobres. Justo hoy soñé con el amigo que me hospedó allá. Soñé que me quedaba de nuevo en su casa y teníamos el plan de salir por unas cervezas y caminar por la rambla... que fue justo lo que hicimos cuando yo estuve ahí.

El malecón de la Habana, Cuba
Creo que tengo una fijación con las ciudades costeras. Cómo no va a ser así si vivo a 2500 metros de altura en una ciudad alejada del mar. Veo el mar rara vez cada dos o tres años.
Me gustan los malecones porque la sensación de arena en mis pies no es una de mis favoritas y me permiten contemplar el mar y su furia sin tener que adentrarme a él.
El malecón de la Habana es peculiar porque, a su alrededor, hay casas de colores pastel, cuya pintura está carcomida por la brisa marina, sin embargo la arquitectura de las casas de La Habana -y del país en general- remontan a décadas. Es como si el tiempo hubiera quedado atrapado en esas casas.
El voltaje del lugar es bajo, así que en las noches las luces de las calles y las casas se ven mortecinas y amarillentas.
Al igual que Montevideo, la vida social de los habaneros gira en torno a los malecones, ahí encuentras amistades, amantes, extranjeros, jineteros y comerciantes reunidos, también ves a personas haciendo sus ofrendas a Yemayá o cualquier otro orisha.
La magia y la vida social comienzan en la noche, entonces mirar las luces de las casas reflejadas en el mar es como un sueño remoto, difuso y confuso. La brisa del mar y una botella de ron hacen que las noches en La Habana sean mágicas.

Salar de Uyuni, Bolivia
Todo el sur de Bolivia es lo más surreal y colorido del mundo. Es el lugar donde vi por primera vez la Vía Láctea sobre mi cabeza, vi la inmensidad del desierto de sal, vi lagunas de colores vivos, vi paisajes que no parecían de este mundo, comí comida deliciosa, sufrí mal de altura pero respiré aire puro.




0 comments:

Publicar un comentario

Traduce a tu idioma aquí:

English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

Acerca de la que escribe...

Mi foto
Cuando ustedes se acuestan cansados/as apagan la luz y se vuelven de cara a la pared. Yo siempre he tenido encendida la luz de mi alcoba. Sólo conozco el color del muro en las madrugadas.

**Nota

En esta nota declaro que las entradas marcadas con dos asteriscos (**) no son de mi autoría y/o son recopilaciones de distintas fuentes.


Gracias.

Lo más leído:


Rodolfo Morales

Cien años de soledad...

"Pero la india les explicó que lo más temible de la enfermedad del insomnio no era la imposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentía cansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido. Quería decir que cuando el enfermo se acostumbraba a su estado de vigilia, empezaban a borrarse de su memoria los recuerdos de la infancia, luego el nombre y la noción de las cosas, y por último la identidad de las personas y aún la conciencia del propio ser, hasta hundirse en una especie de idiotes sin pasado."

Personas coincidiendo en tiempo y espacio

Personas coincidiendo en tiempo y espacio

El secreto de sus ojos

El secreto de sus ojos
"El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios... pero hay una cosa que no puede cambiar: no puede cambiar de pasión."

Lectores

Around the world

free counters