Adolfo Bioy Casares
Madre
Desde que mi madre murió nunca más volví a hablar del tema: ni cómo fue, ni qué sentí o qué fue lo que hice para sobrellevarlo. Eso lo he estado guardando por años, a veces me causa pesadillas, a veces lo olvido.
Hace poco conocí a una persona que pasó por lo mismo hace muchos más años que yo. El tema surgió porque me escuchó referirme a mi madre en tiempo pasado -nadie nunca había reparado en ello- y cuando me preguntó qué pasó, no quise hablar. Esta persona me contó cómo sucedieron las cosas para ella y, al escucharla, sentía que hablaba por mí, era como si yo estuviera relatando todo. Todo lo que le había pasado me había pasado a mí. Aunque no dije nada, mis ojos se llenaron de lágrimas y, después de todos estos años, quise hablar... pero en ese momento llegaron a interrumpirnos.
"Madre, siempre estás aquí, aunque mis ojos no puedan ver los tiempos de tu rostro".
- Álvaro Mirand.
lunes, agosto 21, 2017
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Acerca de la que escribe...
- León de Papel
- Cuando ustedes se acuestan cansados/as apagan la luz y se vuelven de cara a la pared. Yo siempre he tenido encendida la luz de mi alcoba. Sólo conozco el color del muro en las madrugadas.
**Nota
En esta nota declaro que las entradas marcadas con dos asteriscos (**) no son de mi autoría y/o son recopilaciones de distintas fuentes.
Gracias.
Gracias.
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Cien años de soledad...
"Pero la india les explicó que lo más temible de la enfermedad del insomnio no era la imposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentía cansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido. Quería decir que cuando el enfermo se acostumbraba a su estado de vigilia, empezaban a borrarse de su memoria los recuerdos de la infancia, luego el nombre y la noción de las cosas, y por último la identidad de las personas y aún la conciencia del propio ser, hasta hundirse en una especie de idiotes sin pasado."
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