Adolfo Bioy Casares
Esperar demasiado
Desde hace unos meses no escribo y no quería que este mes fuera uno de ellos.
Finalmente se me ha pasado la depresión post-viaje. Después de haber vivido por un mes en Brasil, volver a México a mi rutina me abrumó bastante. Casi todo septiembre lo pasé encerrada en casa, con insomnio y tirada en la cama, como si no tuviera cosas qué hacer. Solamente salía a la facultad y al mercado. Fue casi a finales de septiembre que decidí dejar toda esa tristeza de lado y, en vez de retomar mi vida como hasta en ese entonces la llevaba, decidí hacer una serie de cambios: invertir el dinero que me sobró del viaje en mi salud pues se ha estado deteriorando de a poco y no había reparado en ello sino hasta que volví, también he hecho unos pequeños cambios en la casa que, aunque pasan desapercibidos, han hecho diferencias significativas.
Por ahora no tengo trabajo, renuncié a él al volver a México, pero no me quita el sueño esta situación pese a que el dinero se me está escapando de las manos. Decidí finalmente cambiar radicalmente mis hábitos de sueño y eso ha traído un cambio positivo a mi vida, ya todo es más claro y más prometedor que cuando no dormía, incluso ya me he trazado planes a largo plazo y me he establecido un límite de tiempo para lograrlos, ¿lo lograré? Ya veré.
También me he animado a tener Netflix y dejar de vivir de las cuentas de otras personas y, justo hace rato, terminé de ver una película que hace muchísimo tiempo quería ver. Si hubiera visto esa película hace muchos años (recuerdo que quería verla cuando yo iba en la secundaria), la espera de saber el nombre de la melodía de mi infancia, no hubiese sido tan larga. Todo era tan simple como ver Amada inmortal para descubrir que estaba en busca de la Sonata para piano No. 8, segundo movimiento.
A veces me pregunto qué tantas cosas he dejado pasar por el simple hecho de esperar tanto tiempo.
miércoles, octubre 26, 2016
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Acerca de la que escribe...
- León de Papel
- Cuando ustedes se acuestan cansados/as apagan la luz y se vuelven de cara a la pared. Yo siempre he tenido encendida la luz de mi alcoba. Sólo conozco el color del muro en las madrugadas.
**Nota
En esta nota declaro que las entradas marcadas con dos asteriscos (**) no son de mi autoría y/o son recopilaciones de distintas fuentes.
Gracias.
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"Pero la india les explicó que lo más temible de la enfermedad del insomnio no era la imposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentía cansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido. Quería decir que cuando el enfermo se acostumbraba a su estado de vigilia, empezaban a borrarse de su memoria los recuerdos de la infancia, luego el nombre y la noción de las cosas, y por último la identidad de las personas y aún la conciencia del propio ser, hasta hundirse en una especie de idiotes sin pasado."
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