Adolfo Bioy Casares
Tejer historias
Desde hace casi un año comencé a tejer en telar de cintura porque me dio curiosidad y pensé que aprender algo nuevo le daría variedad a mi vida. Fue una buena idea tejer: agregué algo más a mi rutina dominical.
Mi maestra es sólo un año mayor que yo y conoce todas las técnicas de tejido habidas y por haber, también conoce muy bien numerosas técnicas de tintes naturales para sus telas. Pese a su corta edad, tejer se ha vuelto su forma de vida. Ella es una persona que admiro por su entrega y dedicación. Aunque tejer en telar de cintura puede sonar como un hobbie para alguien como yo que se dedica a otras cosas, la verdad es que te deja lecciones que puedes aplicar en tu vida diaria.
Cuando me doy cuenta de que cometí un error me frustro un poco porque es bastante complicado, tardado y cansado regresar al origen del error. Si tienes la paciencia suficiente para hacerlo puedes llegar al origen pero, a menos que sean errores garrafales, al final te das cuenta de que nadie había notado el error, sólo tú. Mi maestra casi nunca me deja regresar, dice que los errores hay que dejarlos pasar porque al final todos ven tu obra perfecta y sólo tú conoces sus imperfecciones. Para mí tejer es complicado y relajante a la vez. Aunque es bastante laborioso, al final el resultado para todos es el mismo: una satisfacción infinita de ver un trabajo de semanas o meses terminado.
En una ocasión se acercaron a entrevistar a mi maestra. Casi siempre le preguntan lo mismo: dónde aprendió a tejer, qué técnicas conoce, qué piezas ha hecho... y lo más importante: cuál fue la razón por la cual comenzó a tejer.
Casi todos tienen una historia detrás de los hilos, la mía no es tan profunda porque una circunstancia me llevó a la otra. Un día caminando por el mercado vi un letrero pegado donde decía que daban cursos gratuitos de una lengua. En ese curso conocí a mi maestra y ella comentó que daba cursos gratuitos de telar de cintura, lo cual me pareció interesante y dije "¿por qué no?". Sí... mi historia no es enigmática ni conmovedora, pero sí circunstancial.
Cuando estaban entrevistando a mi maestra yo me encontraba tejiendo detrás de la cámara y de pronto surgió esa pregunta "¿por qué empezaste a tejer?". En ese momento ella dejó de mi mirar a la cámara y yo dejé de tejer para ver su cara y nos sonreímos con complicidad.
Yo conozco sus motivos pero no me tocó vivir su historia.
Ella comenzó a tejer por desamor.
En una ocasión se acercaron a entrevistar a mi maestra. Casi siempre le preguntan lo mismo: dónde aprendió a tejer, qué técnicas conoce, qué piezas ha hecho... y lo más importante: cuál fue la razón por la cual comenzó a tejer.
Casi todos tienen una historia detrás de los hilos, la mía no es tan profunda porque una circunstancia me llevó a la otra. Un día caminando por el mercado vi un letrero pegado donde decía que daban cursos gratuitos de una lengua. En ese curso conocí a mi maestra y ella comentó que daba cursos gratuitos de telar de cintura, lo cual me pareció interesante y dije "¿por qué no?". Sí... mi historia no es enigmática ni conmovedora, pero sí circunstancial.
Cuando estaban entrevistando a mi maestra yo me encontraba tejiendo detrás de la cámara y de pronto surgió esa pregunta "¿por qué empezaste a tejer?". En ese momento ella dejó de mi mirar a la cámara y yo dejé de tejer para ver su cara y nos sonreímos con complicidad.
Yo conozco sus motivos pero no me tocó vivir su historia.
Ella comenzó a tejer por desamor.
lunes, octubre 26, 2015
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Acerca de la que escribe...
- León de Papel
- Cuando ustedes se acuestan cansados/as apagan la luz y se vuelven de cara a la pared. Yo siempre he tenido encendida la luz de mi alcoba. Sólo conozco el color del muro en las madrugadas.
**Nota
En esta nota declaro que las entradas marcadas con dos asteriscos (**) no son de mi autoría y/o son recopilaciones de distintas fuentes.
Gracias.
Gracias.
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