Adolfo Bioy Casares
Del insomnio y otros demonios
13/10/11
Lo primero que me viene a la mente cuando escucho la palabra psiquiátrico es Drogas pesadas.
Dicen que una de las principales causas del insomnio es el estrés, pero... yo no recuerdo ser una niña estresada, vivo en un lugar tranquilo, llevo una vida "tranquila"; también dicen que las preocupaciones no dejan dormir a uno y mi única preocupación es el no poder dormir.
Cuando platico de este problema con algunas personas inmediatamente me sueltan un sarta de remedios caseros: Date un baño con hojas de lechuga, lávate los pies con agua bien fría, toma leche tibia antes de acostarte, cuenta borreguitos (y cuando voy en 5 678 ya amaneció ¬¬'). Y uno más me dijo: ¿ya probaste meditar?
Muchos creen que basta con apagar la luz, acostarse y cerrar los ojos. No sé si envidiar a aquellas personas que sólo cierran los ojos y caen en un sueño profundo en cuestión de minutos. Creo que el insomnio no es cuestión de enorgullecerse, antes me enorgullecía yo de ello, que mientras unos dormían, yo disfrutaba de la soledad y el silencio, pero a través del tiempo esa soledad y ese silencio se van haciendo cada vez más insoportables.
Por lo general en las fiestas o soy la primera en morir (tal vez por no haber dormido, llegar cansada y no soportar el ajetreo, las drogas y el alcohol), o soy la última en morir (se acaba la música, todo mundo duerme y yo despierta), o simplemente no muero (y así no me da resaca y soy la primera en irme).
Acerca de cómo inició este problema... la verdad no lo recuerdo. Sólo me acuerdo de que mis primeros años yo dormía con mi madre y ella tenía (y hasta la fecha sigue teniendo) la costumbre de dormir con el radio encendido, entonces yo escuchaba el radio con ella, me gustaba mucho escuchar el himno nacional (en México a las 12am y a las 6am pasan el himno nacional mexicano por todas las emisoras, todos los días) y de esas madrugadas surgió en mí cierto gusto por los boleros y el sonar de las campanas de una iglesia ubicada cerca de mi casa. En las mañanas a mi madre le costaba mucho levantarme para ir al jardín de niños. Nunca le dije que yo no dormía en las noches. Tampoco tuve el valor de decirle ¡Apaga tu radio! porque a mí me encantaba escuchar esas canciones tan bonitas en las madrugadas.
Algunos me creen anticuada por gustar de estas canciones que nuestros padres y abuelos escuchaban (y con las cuales suspiraban), pero, ¿qué más da? La música encierra un bonito recuerdo.
Ya después dejé de dormir a lado de mi madre y me pusieron en la misma habitación que mi hermana. La historia era diferente, ya no había radio con boleros. Me escabullía a la azotea para mirar el cielo y de ahí surgió una etapa de astrónoma aficionada; se puede decir que uno de mis sueños frustrados era el de ser astrónoma. Ví muchas cosas esas madrugadas: cometas, lluvias de estrellas, eclipses de luna, alineamientos de planetas, acercamientos de Marte... y por supuesto: vi muchos amaneceres.
Este blog es hijo del insomnio. Muchas de las entradas han sido escritas en las madrugadas.
El problema se ha extendido y ahora estoy en la universidad, en verdad me cuesta mucho trabajo dormir y cuando lo logro ya ha amanecido, mis padres me tachan de floja, pero ellos no saben lo que es no dormir y estar como zombie irritable todo el día. Y mi carrera es muy liviana, sólo se trata de leer, pensar y escribir... nada más.
Pero finalmente hace casi un mes decidí dar el paso que debí haber dado años atrás: consulté a un médico.
Supuestamente ya llevo un tratamiento. Debo tomarme una pastilla media hora antes de dormir, pero no funcionó: estoy peor. Me recomendaron que en caso de que una pastilla no funciona, que me tomara dos... y eso fue lo que hice hace casi 4 horas (¡cuatro!) y no me ha pasado nada, ni los párpados me pesan.
No me gustan los medicamentos, no quiero depender de ellos para tratar este problema. Sé que ayudan de mucho, pero a la larga te joden. No hay que temer, sólo hay que seguir rigurosamente las indicaciones.
Estoy esperando a que pasen dos semanas para ir con el psiquiatra que mi médico me recomendó.
Por lo general en las fiestas o soy la primera en morir (tal vez por no haber dormido, llegar cansada y no soportar el ajetreo, las drogas y el alcohol), o soy la última en morir (se acaba la música, todo mundo duerme y yo despierta), o simplemente no muero (y así no me da resaca y soy la primera en irme).
Acerca de cómo inició este problema... la verdad no lo recuerdo. Sólo me acuerdo de que mis primeros años yo dormía con mi madre y ella tenía (y hasta la fecha sigue teniendo) la costumbre de dormir con el radio encendido, entonces yo escuchaba el radio con ella, me gustaba mucho escuchar el himno nacional (en México a las 12am y a las 6am pasan el himno nacional mexicano por todas las emisoras, todos los días) y de esas madrugadas surgió en mí cierto gusto por los boleros y el sonar de las campanas de una iglesia ubicada cerca de mi casa. En las mañanas a mi madre le costaba mucho levantarme para ir al jardín de niños. Nunca le dije que yo no dormía en las noches. Tampoco tuve el valor de decirle ¡Apaga tu radio! porque a mí me encantaba escuchar esas canciones tan bonitas en las madrugadas.
Algunos me creen anticuada por gustar de estas canciones que nuestros padres y abuelos escuchaban (y con las cuales suspiraban), pero, ¿qué más da? La música encierra un bonito recuerdo.
Ya después dejé de dormir a lado de mi madre y me pusieron en la misma habitación que mi hermana. La historia era diferente, ya no había radio con boleros. Me escabullía a la azotea para mirar el cielo y de ahí surgió una etapa de astrónoma aficionada; se puede decir que uno de mis sueños frustrados era el de ser astrónoma. Ví muchas cosas esas madrugadas: cometas, lluvias de estrellas, eclipses de luna, alineamientos de planetas, acercamientos de Marte... y por supuesto: vi muchos amaneceres.
Este blog es hijo del insomnio. Muchas de las entradas han sido escritas en las madrugadas.
El problema se ha extendido y ahora estoy en la universidad, en verdad me cuesta mucho trabajo dormir y cuando lo logro ya ha amanecido, mis padres me tachan de floja, pero ellos no saben lo que es no dormir y estar como zombie irritable todo el día. Y mi carrera es muy liviana, sólo se trata de leer, pensar y escribir... nada más.
Pero finalmente hace casi un mes decidí dar el paso que debí haber dado años atrás: consulté a un médico.
Supuestamente ya llevo un tratamiento. Debo tomarme una pastilla media hora antes de dormir, pero no funcionó: estoy peor. Me recomendaron que en caso de que una pastilla no funciona, que me tomara dos... y eso fue lo que hice hace casi 4 horas (¡cuatro!) y no me ha pasado nada, ni los párpados me pesan.
No me gustan los medicamentos, no quiero depender de ellos para tratar este problema. Sé que ayudan de mucho, pero a la larga te joden. No hay que temer, sólo hay que seguir rigurosamente las indicaciones.
Estoy esperando a que pasen dos semanas para ir con el psiquiatra que mi médico me recomendó.
jueves, octubre 13, 2011
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Labels:
Insomnio,
Vida diaria
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Acerca de la que escribe...
- León de Papel
- Cuando ustedes se acuestan cansados/as apagan la luz y se vuelven de cara a la pared. Yo siempre he tenido encendida la luz de mi alcoba. Sólo conozco el color del muro en las madrugadas.
**Nota
En esta nota declaro que las entradas marcadas con dos asteriscos (**) no son de mi autoría y/o son recopilaciones de distintas fuentes.
Gracias.
Gracias.
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Cien años de soledad...
"Pero la india les explicó que lo más temible de la enfermedad del insomnio no era la imposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentía cansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido. Quería decir que cuando el enfermo se acostumbraba a su estado de vigilia, empezaban a borrarse de su memoria los recuerdos de la infancia, luego el nombre y la noción de las cosas, y por último la identidad de las personas y aún la conciencia del propio ser, hasta hundirse en una especie de idiotes sin pasado."
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