"En el amor, en la cárcel o en el hospital, recordemos que afuera hay otros mundos".

Adolfo Bioy Casares




El café

 02/05/09

Estás sentado en un café, aparentando leer un libro cuyo título no sabes, pero que tomaste porque parecía interesante, te sientas a tomar un café -espumoso- mientras dejas el celular sobre la mesa, no fumas, pero hoy -no sabes por qué- decides comprar un cigarrillo, lo prendes, te sientas a "leer" un poco ¡qué tonto! ¡no sabes fumar! Finges demencia, que una partícula se ha atorado en tu garganta, das un sorbo a tu café -está caliente- te acabas de quemar, finges demencia de nuevo, tomas el libro con una mano, mientras en la otra sostienes el cigarrillo, das una vuelta a la hoja y aún sigues sin saber de qué trataba dicha hoja, tratas de ocultarte tras unas gafas que te hacen ver intelectual, una guitarra llevas contigo, está apoyada en tus pies, suspiras un poco, das un nuevo sorbo a tu cafe, sonríes a quien pasa, pero en realidad no te interesa en lo más mínimo su vida... hojeas de nuevo -sigues sin saber de qué trata- transcurren así los minutos, bebiendo sin saborear, fumando sin saber y leyendo sin entender, miras tu reloj, te acomodas el gorro, pero... ¿Por qué haces esto, si nadie te está viendo?
Antes de su arribo, te quitas las gafas, cierras el libro, apagas el cigarrillo, das el último trago amargo a tu café y apartas la guitarra de tus pies... llega... ya llegó.
-¡Gracias por cuidar mi guitarra! Necesito mis lentes, gracias por guardarlos, me los pondré y terminaré de leer este libro, es muy interesante, debería prestártelo un día, sólo estoy a unas páginas de terminarlo, ja, veo que has tomado un poco de mi café, tal vez ya se enfrió, pero no importa, me lo llevaré... ¿fumas? bueno, tengo que irme, gracias por cuidar mis cosas, que estés bien, debo ir a un taller de literatura, llevo un poco de prisa, de nuevo gracias, gracias, ¡adiós!
¿Y usted cómo quedó? Como un idiota aparentando ser lo que el otro oculta, hace pasar sus cosas como suyas propias, ¿para qué parecer interesante, si no lo es? Disfrutó usted sus cinco minutos de gloria sentado en un café leyendo un libro, oculto detrás de unas gafas, fumando un cigarrillo y con una guitarra a su costado acompañándole en ese rato de frío y de soledad, guitarra que es testigo silencioso de su disfraz de menos de 5 minutos.

1 comments:

Loncho Sapien, Homo Filmicus dijo...

Ja! Como dije.....seria interesante hacer un corto con esta historia, pensé en Javier para el sujeto.....por las Gafas he! no por idiota.....(guuu)

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Cuando ustedes se acuestan cansados/as apagan la luz y se vuelven de cara a la pared. Yo siempre he tenido encendida la luz de mi alcoba. Sólo conozco el color del muro en las madrugadas.

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