Adolfo Bioy Casares
Sensación de vomitar
05/03/10
Sucede cuando:
-Estás enfermo
-Ves algo desagradable
No comió algo que pueda dañarle, sin embargo su garganta le avisa que vomitará. No se ha enfermado, ni tiene parásitos en su interior.
Vió algo desagradable. ¿Qué le puede ser desagradable? Puede digerir cualquier tipo de película, texto o cosas que por mucho de sangre o sexo que tenga, lo puede asimilar muy bien. La ficción se puede digerir, pero... ¿y la realidad?
Retornemos al punto uno: le enferma ver ese tipo de cosas. Convergen ambos puntos, ¡qué puta fatalidad!, enfermarse con sólo mirar.
Sucedió así: sólo le bastó leer, le bastó escuchar, le bastó enterarse una noche para sentirse desfallecer.
Si era asco o no lo que sentía, eso no lo sabía. Sólo sentía la angustia subiendo por su esófago, que se tragó con lágrimas, mirando la luna oculta tras las nubes de esa madrugada que le vería caminar por las solitarias calles. Y así sucedió, vió ese día amanecer pasando frío en la calle, de pie entre personas que se ocupaban de su propio tiempo, sin que pasara algo que le guiase, escuchando The Body Breaks mientras el cielo se pintaba azul y las luces de la calle se apagaban, se le pasó el frío el resto del camino.
Esa madrugada sólo vió su suerte correr en pequeñas letritas, que no eran del tamaño de su meñique, letritas que le indujeron a rondar por el camino de la luna, ¿por qué la luna?
Y la sensación de vomitar aún no se le va de su interior. Si vomitará palabras o poesía o simplemente comida... no lo sé. Aún no termina de contarme su experiencia cuando le veo vomitar pequeños relojes de todas las épocas y colores. Le enferma ver el tiempo pasar, le enferma la presión del tiempo, le enferma sentir que el tiempo se acaba... pero el tiempo ya acabó con él.
Él vomitó relojes... ¿Qué vomitaré yo?
Él vomitó relojes... ¿Qué vomitaré yo?
viernes, marzo 05, 2010
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Casualidad,
Insomnio,
Vida diaria
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Acerca de la que escribe...
- León de Papel
- Cuando ustedes se acuestan cansados/as apagan la luz y se vuelven de cara a la pared. Yo siempre he tenido encendida la luz de mi alcoba. Sólo conozco el color del muro en las madrugadas.
**Nota
En esta nota declaro que las entradas marcadas con dos asteriscos (**) no son de mi autoría y/o son recopilaciones de distintas fuentes.
Gracias.
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"Pero la india les explicó que lo más temible de la enfermedad del insomnio no era la imposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentía cansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido. Quería decir que cuando el enfermo se acostumbraba a su estado de vigilia, empezaban a borrarse de su memoria los recuerdos de la infancia, luego el nombre y la noción de las cosas, y por último la identidad de las personas y aún la conciencia del propio ser, hasta hundirse en una especie de idiotes sin pasado."
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