"En el amor, en la cárcel o en el hospital, recordemos que afuera hay otros mundos".

Adolfo Bioy Casares




Armónica

 11/05/09

¿Saben? Tengo una armónica, pero no la sé tocar. Ustedes seguramente piensan que por qué la compré o por qué la tengo si no la sé tocar, seguro hasta piensan que debería venderla o regalarla. Pero no lo haré, por que no la compré.


Todo sucedió una mañana. En una terminal del metro, esperaba a un amigo para ir a un teatro horrible para ver una obra horrible -pero obligatoria-, tengo cierta fama de impuntual con el tío, así que esa mañana resolví por levantarme más temprano. Me levanté temprano. Llegué temprano, más de veinte minutos antes. No sabía qué hacer con tanto tiempo, ni siquiera había desayunado. Me compré un café de vainilla y me senté en el piso, cerca de los torniquetes, bebía el café. Me dispuse a escuchar el rumor de la gente que pasaba y de ese rumor, llegó a mis oídos una música.

Traté de ver de dónde provenía dicha música que salía probablemente de un acordeón -según yo- dejé de buscar y seguí bebiendo, sin embargo pensé 'esta es la oportunidad' (pocos de los que me conocen saben de qué hablo), así que me levanté y caminé hasta toparme con un señor que tocaba una armónica (era una armónica, no un acordeón) y a su lado, una niña que pedía dinero con un vaso de plástico, sin moverse.
Tragué saliva antes de hablar. Se ahogó mi voz y sólo opté por dejar unas monedas, el señor detuvo su melodía para darme las gracias. Pensé en regresar a sentarme, pero sólo me quedé a un lado sin saber qué hacer, el señor lo notó, terminó su melodía y antes de que pudiera decirme algo, yo hablé. Le pregunté cosas, cuánto le costó su armónica, quién le enseñó a tocar, de dónde venía, hacia dónde iba, qué era esa niña de él... pero antes de todo ello, le pregunté que si no quería café, aceptó y se quedó con él. Me respondió a todas las preguntas: aprendió a tocar solo, venía de Oaxaca, iba a trabajar, la niña era su nieta y demás cosas me dijo.
Después de charlar, agradeció que le diera el café y me dijo que me iba a regalar una armónica, yo sólo asentí con la cabeza, el día que nos volviéramos a encontrar sería muy lejano, jamás me regalaría una armónica. Mientras pensaba en todo ello, él sacó de un costal una cajita, la abrió y ahí había una armónica, mis ojos se iluminaron, pero le dije '¿en serio es para mí?, no puedo aceptarlo, usted se está esforzando tocando esas melodías tan bonitas para ganarse unas monedas ¿y me lo regala?' él asentó, dijo que no importaba, que me lo merecía... en fin, no había más qué decir, el momento de decir adiós llegó, sólo nos dimos un abrazo, me agradeció el café, yo regresé al lugar en que me encontraba antes y mientras caminaba, escuchaba su armónica.
Terminó y pasó frente a mí unas tres veces, en todas, agradeciéndome el café y le dijo a su nieta que me estrechara la mano, lo hizo, pasaron una última vez, para desaparecer tal vez para siempre de mi vida.
¿Me agradece el café? ¡Yo le agradezco el haberme regalado una armónica! Que a pesar de su pobreza, no deja de sonreír, no deja de tocar melodías mexicanas, aún tiene fe, sabe que aún hay gente buena, gracias a su sonrisa y el dejar que conociera su vida.

Llegó el amigo, me halló sentada en el piso, con una sonrisa de oreja a oreja y con una cajita entre mis manos. Le conté lo que acababa de suceder. Yo no lo hubiera creído, sin embargo lo hizo.

No puedo creer que por haber llegado temprano, me topara con una sorpresa de la vida; que por levantarme a dar una moneda, haya recibido un regalo. Ese pequeño incidente, transformó mi día completamente.

Ahora comprenden tal vez, qué significa para mí y por qué la conservo. De ese momento tengo un recuerdo, que es esa armónica.

Ni siquiera le pregunté su nombre.

2 comments:

Loncho Sapien, Homo Filmicus dijo...

Genial!

Nooo!! Regresa al Hi5!!!!! Sino con quien comentaré videos divertidos!!!

NM

:(

Anónimo dijo...

Waaa!!!

Que buena onda!!!

Quiero escuchar esa armónica!!!

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